EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO
del poeta
César Pineda Quilca
Por: Ursula A. N. Podestá Sánchez.
Título: El Arribo de un Éxtasis Violento.
Autor: César Pineda Quilca.
Autor: César Pineda Quilca.
Prólogo: Raúl Heraud.
Editorial: Toro de Trapo.
Ciudad: Lima.
Año de publicación: 2011.
Género: Poesía.
Medidas: 16,7 x 17,5 cm.
Encuadernado: Empastado.
Nº de páginas: 70.
Nº de páginas: 70.
EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO
César
Pineda Quilca (Lima, 1980), es docente y promotor de las letras como de la lectura, desde la
ciudad de Lima.
Este, su primer poemario de César, es manejado con estilo cerebral y lucidez, como
T. S. Eliot. Pero, sin alejarnos de conocidos giros versales que nos sugieren a
Neruda y Huidobro.
Pues
bien. Este poemario se encuentra estructurado en tres apartados, y un Colofón
realizado por Paolo Astorga.
El
primer apartado titulado “Un Abismo de Luz” contiene siete poemas, en donde el
estilo versal es directo, y se matiza, y no sólo en este apartado, de la
vanguardia y de los quiebres versales del formalismo ruso, y de la
escuela del futurismo; además que, juega con la metonimia como efecto de palabras
para engarzar al lector. Lo más resaltante se ubica en su semántica, como
contenido, que no es más que vislumbrar circunstancias duras embadurnadas con
venas del verbo amar, hasta alcanzar un renacer. Pero, en donde, la realidad no
se ubica como juego de niños sino exige coraje, y el poeta lo sabe, porque ésta, corta cabezas así como a los deseos más arcanos.
NOCHE
DE TORMENTA
Quiero cortarme el pecho.
Desangrar
Y nacer de nuevo.
Hablarles de la tristeza
Que estoy sintiendo.
De lo repulsiva que es la vida.
De lo angustiante que es amarte
En un vacío que silencia mi cuerpo.
En una noche de tormenta
Un trueno aplana con tierra la carne
seca de mis ojos.
Humean chispas de luto tragándose toda
boca de mis caricias.
Y gira
Ardientemente
Sobre ti mi piel envuelta
Como una lluvia de cenizas.
Como una trompa de elefante
Una tumba de amor orina relámpagos de
voz en polvo.
Una explosión de verte dormida en lo
invisible vuela mi cabeza a lo lejos.
A lo lejos, nadando en soledad
Mi pensamiento se carga de miedo.
Mi corazón se atornilla con un gemido de
dolor.
Una pena furiosa echa carbón a su
destino.
Una mano dulce
Destroza lo extraño del tiempo buscando
tu recuerdo.
Acto seguido…
Como una selva de olvidos mi sentimiento
se disuelve…
Rueda por el mundo mi cuerpo reventado
con infinitas lágrimas enteras.[1]
El
lirismo se desborda. Vence al poeta en lo idílico y lo trágico.
S/T
Qué puedo escribir
Cuando lo que siento
Se desvanece como un aire
Reventándole un pulmón a mi larga vida
Cuando estoy amando
La triste esperanza de amarte en
silencio
Cuando mi ojo
Se clava como una bala perdida
Cayéndose de rodillas aquí en mi pecho
Mirando cómo la tristeza
Se apodera de mi cuerpo vestido con un
mar hecho llanto.[2]
El
segundo apartado se titula: “Canto Fugitivo de una Sombra Luminosa”. Consta de
un cuerpo de diez y ocho poemas.
El
Poeta, César Pineda Quilca, entona un canto que vara entre la ilusión y el
dolor, ambas con una férrea angustia de resistir al rayo, y al tiempo; como
especie de iniciación, verso de pasaje, de lo ficcional a la realidad: al tacto
del amor vivo. Como se manifiesta en el poema Escribiendo Tu Nombre sobre el Aire o como en este poema.
EXTIRPANDO
CUALQUIER DUDA
Salí
De tus sueños húmedos
como
nieve derretida
Y te hice
el amor como nunca
Montados los dos
sobre
una burbuja invisible.[3]
César
se ubica en la azotea de las preguntas, se cuestiona internamente como el
personaje de Ernesto Sábato. Pero que en esta ocasión para el poeta no es un
Túnel, sino un laberinto, donde siempre a ojos abiertos reconoce los actos que
provocan su angustia.
UN
CORAZÓN DESNUDO SOSTIENE MI CABEZA
Tengo
Las manos repletas de angustia.
Se me hace
Difícil caminar por la vida.
Estoy tan ciego
Y falto de respuestas que no puedo
hablar siquiera.
¿Será acaso que tengo
La boca tapada con inmensas preguntas celestes?[4]
LABERINTO
Debo
Hallar la salida.
Fugarme de aquí.
Desparecer si es posible.
Antes que llegase la muerte derribé toda
ausencia.
Hice polvo tu olvido.[5]
¿Cuándo
la realidad deja de ser idea y se vuelca en materia?, ¿cómo el símbolo se
transfigura en presencia? En esa alquimia de proceso, entre sentir y lenguaje, César,
no sólo halla satisfacción, sino ansiedad y mucho más dolor.
PULSACIÓN
Salí
Como una flecha
Disparado a buscarte
Donde, quizás,
Nunca antes nadie te había visto.
Y terminé
Más herido que de costumbre.
Vestido
Como el frío
De un parque vacío.[6]
Así
el poeta se estrella y avanza. Divaga al sentir como quien porta un bulto y carga palabras. Ese es su credo, el poema, y continuar en la senda a paso y con
rostro hecho Ser, en busca de la luz de la verdadera belleza, como loco,
electrocutado, náufrago, ahogado…; en un mar o una calle de olvido o de
invierno de silencio.
No
hay tregua para el poeta, pero este no pierde las ganas de vivir, más bien
embate la vida a través de la sense
humanista, despertando su conciencia, la voz que ya no quiere aguardar en algún
rincón, sino que quiere rugir fieramente sobre la cotidianidad; y así, del
extrañamiento, contemplarse como el mismo poeta lo dirá, con el sólo motivo “En
qué situación se encuentra mi tragedia.”[7]
De
ahí que el poeta teoriza el acto de escribir, el poema: “Una profunda/ Cicatriz
que llevamos dentro.”[8]
Es
desde entonces, como punto, que se inicia una batalla.
El
tercer apartado se titula: "Rescatando la
Lumbre". Y contiene catorce versos. La batalla interna se libra con lo
externo y viceversa, pero la conciencia sabe que la vivencia pone en riesgo la
salud en cualquier espacio. Por ende, el poeta busca respuestas, que sólo provendrán de oráculos mudos. De ahí que el poeta atormentado, no escapa de su
naturaleza, la musicalidad y las melodías vienen a él y se le acurrucan en
palabras.
PARADERO
SECRETO
Cuántas veces
Me he ido de ti
Sin un pasaje de regreso.
Difícil escuchar
La melodía de un verso que te busca en
silencio.[9]
A
la Poesía no se le puede cerrar nada, ella viene sola, como musa, vida, u
obscuridad; y que para César, en la soledad, ésta construye poemas con sus
partes.
PREDILECCIÓN
1
Este poema
Se construye con la suma de mis partes.[10]
Necesario
es decir que, no existe hedonismo en el canto de César, incluso no se reconoce
como poeta, más bien se atiborra de cuestionamientos, lucha con fantasmas de la
muerte para emerger como existencia, motivo esencial de este poemario, adquirir
vida y sentido en el espíritu que se encuentra detrás de su acto, revelación como Poeta frente al tiempo.
¿QUIÉN
SOY YO?
Sino
Aquel sujeto extraño
Que dialoga
Con su imagen aún más extraña.[11]
RUEGO
COMÚN
Escribe,
Hermano, escribe.
Sino lo haces pronto
Nadie sabrá que has existido.
Hazlo
Pronto y desaparece.[12]
FINALMENTE
Pude esconderme
Detrás de la ventana de tus ojos
invisibles.
¿Quién
Se esconde aquí
Detrás de este poema?[13]
Se felicita al poeta, César Pineda Quilca, por este
arduo quehacer de explorar el lenguaje en diversas dimensiones de la realidad y
alcanzarnos desde la niebla esas lúcidas visiones que encarnan bajo el título de este su poemario: "El Arribo de un Éxtasis Violento". Y que, además, esperamos ver con ansias su próxima obra que, es más que seguro, dará mucho más que hablar.
Ursula A. N. Podestá Sánchez.
Arequipa, 8 de Noviembre de 2014.
[1] PINEDA
QUILCA, César. El Arribo de un Éxtasis
Violento. Lima: Toro de Trapo, 2011. Págs. 21-22.
[2] Ibídem. Pág. 27.
[3] Ibídem. Pág. 34.
[4] Ibídem. Pág. 32.
[5] Ibídem. Pág. 33.
[6] Ibídem. Pág. 35.
[7] Ibídem. Pág. 45.
[8] Ibídem. Pág. 46.
[9] Ibídem. Pág. 54.
[10] Ibídem. Pág. 58.
[11] Ibídem. Pág. 59.
[12] Ibídem. Pág. 61.
[13] Ibídem. Pág. 64.