lunes, 10 de febrero de 2014

Ciudad / Pata roja, la poesía embravesida de Ursula Podestá

Ciudad / Pata roja
(cuchillos como serpientes de saliva)
de Ursula Podestá Sánchez.
Por: Tito Cáceres Cuadros.
Título: Ciudad / Pata Roja (cuchillos como serpientes de saliva).
Autor: Ursula Podestá Sánchez.
Editorial: Ambedue.
Ciudad: Arequipa.
Año de publicación: 2007. 
Género: Poesía.
Medidas: 20,65 x 14,55 cm.
Encuadernado: Engrapado.
Nº de páginas: 30.


Abrir un poemario es, a veces, una caja de sorpresas porque es el reino de la subjetividad, allí se encuentran inmersos sentimientos y deseos, expresados, casi siempre, con mayor vehemencia que reflexión, y esto es valioso para el lector simple y más aún para el ojo crítico que trata de ver más allá de los juegos retóricos o las combinaciones atrevidas o selladas por un hermetismo anti-confesional.
Ursula Podestá Sánchez, ha venido publicando poemas sueltos o engarzados en colectivos de poesía o revistas que alcanzan a imponerse lentamente entre los cultores de extraños lirismos, pero que lamentablemente no llegan al gran público. En esta ocasión nos encontramos con Ciudad / Pata roja (cuchillos como serpientes de saliva), título que entraña una doble paratextualidad, primero porque la doble alusión a Ciudad, pareciera sumergirnos de lleno en vocación urbana de la poesía contemporánea, pero Pata roja no lleva al plano de la Alusión más que fortuita y; el paréntesis funciona como quería Genette, la designación de “las relaciones del texto al fuera del texto mismo”. Este paratexto que comprende lo escrito y las imágenes se presentan en el texto como parte de un conjunto heterogéneo,  que cumplen una función anticipadora de lo conceptual y la formalidad en la que se envuelve o adosa.
Leer este pequeño libro es ver cómo los títulos definen de antemano la sucesión de imágenes que se desgranan como escamas o costras que van revelando una desazón de vivir, de confrontar la realidad y confrontarse con los sentimientos paradójicos, pues a veces asumen recuerdos familiares o infantiles, otras el amor tiene furiosas connotaciones y no pocos atisbos filosóficos. El léxico se satura de referencias corporales, míticas o veladas alusiones al propio estatuto poético, cuando no de elementos contextuales donde la urbe bullente y caótica se impone como una visión deprimente, como una antítesis entre lo desértico, generando espejismos como falsos oasis de bondad o humanismo y una realidad cuya sordidez afecta la visión del poeta.

Vocablos como abandono, soledad, sin memoria, nosocomio, laberinto o silencio; nos llevan a postular que el sello definitivo o la marca que se impregna en el opúsculo, compuesto de cinco partes numeradas y tituladas, incluyendo un Colofón, es la Melancolía (Bilis Negra de los filósofos o Sol Negro de Nerval y su Desdichado). De allí que la vocación de Ursula se acerque a la tropología surrealista, porque en sus combinaciones de figuras casi siempre insólitas se preludia un automatismo que nos obliga a pensar en un azar prodigioso, cuyo resultado es la imposición de alegoría continua, donde los dobles o múltiples semantismos se nutren de la paradoja o la antítesis. Esa riqueza de insinuaciones reduce los desajustes sentenciosos en que parece perderse cuando expresa los males de la ciudad o el progreso contaminante, que ella expresa: “aunque me ahogo en este mundo quiero sonreír”, por eso su poesía se eleva despreciando la indolencia hasta la rebeldía: “Seré tu boca insolente frente al tiempo”.
Auguramos que la senda escogida por Ursula la ha de llevar del “pegajosos asombro a la golosa contemplación”, que definirá su poesía continuamente.

Tito Cáceres Cuadros.
Escritor, ensayista, Antologador, Crítico de Arte, Catedrático principal
                                                                                                   en la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNSA).

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