Ciudad / Pata roja
(cuchillos
como serpientes de saliva)
de
Ursula Podestá Sánchez.
Por:
Tito Cáceres Cuadros.
Título: Ciudad / Pata Roja (cuchillos como serpientes de saliva).
Autor: Ursula Podestá Sánchez.
Autor: Ursula Podestá Sánchez.
Editorial: Ambedue.
Ciudad: Arequipa.
Año de publicación: 2007.
Género: Poesía.
Medidas: 20,65 x 14,55 cm.
Encuadernado: Engrapado.
Nº de páginas: 30.
Nº de páginas: 30.
Abrir un poemario es, a veces, una caja de sorpresas porque es el reino de la subjetividad, allí se encuentran inmersos sentimientos y deseos, expresados, casi siempre, con mayor vehemencia que reflexión, y esto es valioso para el lector simple y más aún para el ojo crítico que trata de ver más allá de los juegos retóricos o las combinaciones atrevidas o selladas por un hermetismo anti-confesional.
Ursula Podestá Sánchez, ha venido publicando poemas sueltos o
engarzados en colectivos de poesía o revistas que alcanzan a imponerse
lentamente entre los cultores de extraños lirismos, pero que lamentablemente no
llegan al gran público. En esta ocasión nos encontramos con Ciudad / Pata roja (cuchillos como
serpientes de saliva), título que entraña una doble paratextualidad,
primero porque la doble alusión a Ciudad,
pareciera sumergirnos de lleno en vocación urbana de la poesía contemporánea,
pero Pata roja no lleva al plano de
la Alusión más que fortuita y; el paréntesis funciona como quería Genette, la
designación de “las relaciones del texto al fuera del texto mismo”. Este
paratexto que comprende lo escrito y las imágenes se presentan en el texto como
parte de un conjunto heterogéneo, que cumplen
una función anticipadora de lo conceptual y la formalidad en la que se envuelve
o adosa.
Leer este pequeño libro es ver cómo los títulos definen de antemano la
sucesión de imágenes que se desgranan como escamas o costras que van revelando
una desazón de vivir, de confrontar la realidad y confrontarse con los
sentimientos paradójicos, pues a veces asumen recuerdos familiares o
infantiles, otras el amor tiene furiosas connotaciones y no pocos atisbos
filosóficos. El léxico se satura de referencias corporales, míticas o veladas
alusiones al propio estatuto poético, cuando no de elementos contextuales donde
la urbe bullente y caótica se impone como una visión deprimente, como una
antítesis entre lo desértico, generando espejismos como falsos oasis de bondad
o humanismo y una realidad cuya sordidez afecta la visión del poeta.
Vocablos como abandono,
soledad, sin memoria, nosocomio, laberinto o silencio; nos llevan a
postular que el sello definitivo o la marca que se impregna en el opúsculo,
compuesto de cinco partes numeradas y tituladas, incluyendo un Colofón, es la
Melancolía (Bilis Negra de los filósofos o Sol Negro de Nerval y su Desdichado). De allí que la vocación de
Ursula se acerque a la tropología surrealista, porque en sus combinaciones de
figuras casi siempre insólitas se preludia un automatismo que nos obliga a
pensar en un azar prodigioso, cuyo resultado es la imposición de alegoría continua,
donde los dobles o múltiples semantismos se nutren de la paradoja o la
antítesis. Esa riqueza de insinuaciones reduce los desajustes sentenciosos en
que parece perderse cuando expresa los males de la ciudad o el progreso
contaminante, que ella expresa: “aunque me ahogo en este mundo quiero sonreír”,
por eso su poesía se eleva despreciando la indolencia hasta la rebeldía: “Seré
tu boca insolente frente al tiempo”.
Auguramos que la senda escogida por Ursula la ha de
llevar del “pegajosos asombro a la golosa contemplación”, que definirá su
poesía continuamente.
Tito Cáceres Cuadros.
Escritor, ensayista, Antologador, Crítico de Arte,
Catedrático principal
en la
Facultad de Filosofía y Humanidades (UNSA).
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