El designio mayor
del poema
(la menoría)
del poeta
Vladimir Alvarado Ramos
Por: Orlando V. Bedoya Pineda
Título: El Designio mayor del poema (la menoría)
Autor: Vladimir Alvarado Ramos.
Autor: Vladimir Alvarado Ramos.
Editorial: Ambedue.
Ciudad: Arequipa.
Año de publicación: 2013.
Género: Poesía.
Medidas: 20,5 x 14,8 cm.
Encuadernado: Empastado.
Nº de páginas: 68.
Nº de páginas: 68.
Entre designios y memoria: los versos
de Vladimir Alvarado Ramos.
El devenir histórico es muy largo para los instantes
de vida que tiene cada individuo para hacer de ella que intervenga de manera
trascendente en el plano social; he aquí la memoria, entonces, como puzzle, en
cada mano de cada disciplina tratando de armarla; y así, contribuir al mañana
del próximo hombre, que vendrá a la realidad para iniciar su proceso de
endoculturación y su acondicionamiento como humano…; digo esto, porque son
algunas de las conjeturas que preocupan al poeta Vladimir Alvarado Ramos
(V.A.R.).
Es así que, este poeta, utilizará un lenguaje culto e
interdisciplinario, sus metáforas a veces son muy herméticas, y llenas de
símbolos; pero en cada uno de estos giros literarios, no escapan a la pasión,
al latido vivo y delicado que porta el ser humanista para obsequiarla como
efluvio marino a cada lector.
V.A.R., ensimismado, nos engulle con su canto al sueño
sin pies, a la realidad del superhombre, y el acto de las correcciones por
construir, como se reflejan en sus primeros poemas del primer apartado titulado
De la menoría I (Codificar):
“Subsisten, como estrellas parlantes
Incógnitas
Semillas
por cosechar
Peregrinaciones
de kilómetros
Correcciones
como ladrillos
Y
morderle a la vida donde
El
suplicio se hace valentía
Lecturas que no conocen autores.”
Por lo que el poeta, se vuelve camino de lenguaje con
rostro de hombre que busca su verdad en la lejana verdad, aunque la desilusión
no sea más que otra cosa que la espinada civilización.
Su canto, entonces, se hace abismal y frágil como
“pulmones de una pantalla rota”, varado en el misterio que va más allá de la
imaginación frente al descaro sensorial: “una mujer desnuda detrás de las
cortinas” que ahora se hace extrañamiento.
El miedo, se manifiesta entre la denuncia y la
mentalidad de fracaso; entre el heroísmo y el padecer las patéticas
represiones. Aunque la luz del optimismo existencial se ubica frente al entorno
como historia llena de cenizas.
Más allá de los “nombres” y “coordenadas”, la
interminable ruta del poeta proscrito, como “desaparecer”, lejos del entorno lo
arrincona entre datos, caracteres y botones.
El mundo interno, la subjetividad o iluminación;
también se manifiestan como realidad, con insomnes preguntas, como luces de
vigilia o belicosos fantasmas. V.A.R. anota así en el segundo apartado De la menoría II (decodificar):
“…La totalidad de
experiencias
Cada rincón/segunda piel
Gritan al mundo su natalidad
Una apuesta a todo o nada
¿Podré tragarme mis palabras?
Cada luminiscencia es falsa
¿No hay cura que me enferme?...”
Mientras que en el tercer apartado, De la memoría III, los linderos de las
ideas se quiebran remarcando el halago, la bilis, y la denuncia; la “memoria”
hecha escombros o fría:
“…Romper la memoria, para
Estar donde estuve, sin
Colores – la mímesis de la
Cultura – forzar la existencia
¿Cómo leer
perturbaciones?
Combinaciones posibles de un
Orden campesino
La herencia nos da las gracias
Se aleja de allí y se ríe
Derrama niñas sobre mares sin
nombre
Sobre, estaciones solares,
colores por nombrar
Pasajeros absolutos, religiosos
de desierto
Poetas sin verso, estatuas de letras.”
En el cuarto apartado del libro, Del Mar, llega el poeta a soliloquios, a especie de conclusiones
como escenas; a la prosa poética, a la vanguardia que conjuga espacios,
paradigmas, sentencias…; el verbo se hace beligerante batalla hacia los
discursos de poder inmersas en diversas plataformas del conocimiento.
No es de extrañarse que la desilusión construya una
nueva ilusión, de ahí la contraposición versal y la búsqueda de identidades
entre espejos de calumnias.
“…Es preciso en el tropel de las mañanas, buscar,
buscarnos como apertura y clausura, confesar en los suburbios de nuestras
legiones, que la ebria orden es un nudo de la palabra, antes que cosecha de la
cuchilla, que ganancia del pataleo, que su yuxtaposición en sucesiones, antes
que la punta del albedrío en julios. No volveré a valorar junto a ti, niegas la
importancia del agujero, estas rosas apuntan a tu lado, recuérdalo, el comercio
acaba junto al monopolio del siglo pasado, ¿cuán dulce es tu agalla?, lastimas
la fiebre del joven árbol, es hora de santos, de manos a lunas.”
Del Tiempo, quinto y último apartado, nos
acerca a los colofones, a las historias que hacen de puente entre el origen, el
proceso, y el devenir… es pues, lo que avanza el “Yavista”, personaje que
encarna la voluntad como poeta, la chispa de donde emana el fuego prometeico,
el valor entre generaciones, credos y civilizaciones; V.A.R., lo menciona así:
“Abrió los ojos, el
Yavista, multitud de puntos sin referencias, como sarcófagos leyendo
maldiciones, sin rosetas, la paciencia es eterna.”
“Esta es mi
enumeración, la de él jamás, fósiles en
carbonos sin catorce, la numeración es
después, queda nuestro llanto para alimentos, canciones; queda el silencio para
el peso del mundo, la columna de nuestro primer paso, la llaga producto del
descenso ¿cómo expresar el azote del árbol al caer? El dolor de los dedos al
señalar, el sabor de la tierra, sólo con frutos y hojas. Es el esplendor del
poema cardinal: cero, cero y luego eyección.”
Este apartado final termina lanzando un acertijo
profético o visionario, con el verso encriptado, que sólo alcanzarán a
entenderlo algunos, confirmación de hermetismo, que no es más que la fuente del
título que engloba a este libro.
“…El exilio se merece
la voz, los ejércitos de la sequedad, los extremos del navío a un sólo grito,
un grito de sal y títulos. Él va a quemar el mundo con sus siete días, he aquí
el designio mayor del poema.”
Vladimir Alvarado Ramos, necesario es reiterar su
nombre, juega un rol de hito o encrucijada, de dolor humanístico, de bandera de
testimonio de timidez acerada y de palabra de rayo; es amigo y promesa en las
letras que lidera a los creadores poéticos de la segunda década del siglo XXI
en Arequipa, validando la poesía trascendental con el estilo particular de cada
generación.
Este libro y su creador poético auguran el camino y la
responsabilidad hacia las humanidades y las letras, los reconocimientos y los
sacrificios que exigen todo proceso de cambio o renovación.
Orlando V. Bedoya Pineda.[1]
Arequipa, agosto del 2013.
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