lunes, 10 de febrero de 2014

La Guerra del Verso
Poemario de Gabriela Podestá
Por: Ursula A. N. Podestá Sánchez.



La Guerra del Verso o
el tiempo de la vida

  
La metáfora exaltada de los tiempos actuales, se ubica entre los paradigmas, la tecnología micro portable, y el hombre en sí; junto a un rebrote de la información y su irradiación de manera rápida en diversos medios y/o soportes como fuentes; esto, en un plano cultural.

La Guerra del Verso, es la preocupación del hombre, la sociedad y el humanismo. Es la perseverancia, la bandera del humanista en un entorno lleno de conflictos naturalizados.

Es así que, el verso no se ajusta a los nuevos fantasmas de la colectividad, sino que tiene que invocar a la Poesía. Y manifestarse en diversos actos y situaciones tratando de sostener a un sol tenue que transfigura al poeta en “guerrero”, soldado de la vida, de la armonía colectiva.

Es así que la lucidez y el instante del reconocimiento del entorno se hace una trinchera, de verbo inevitable, de acto que se desenvuelve detrás de las cortinas del mundo que conocemos. Conciencia de sobrevivencia:

“…
Estoy de vigilia, y sé que detrás de los muros estás, más allá de las luces y las contraseñas. Junto a mis botas te pienso, paso a paso. No importa si la noche se cae más o si tuviera que acuchillarla cuando no reconozca el santo y seña.”

Más allá de las academias, de la urbe, el “soldado poeta” trata de unir el principio con el presente, y para ello recurre a los rituales; para desenmascarar artificios culturales que son moda, o elementos efímeros que perecen entre los hombres. Hay una búsqueda inquebrantable de la novedad, como punto ciego.

“No en vano cae la forma de lo nuevo
  del luto mediocre de la fábula
  de la flecha que atraviesa la noche
  del brillo mullido de la sinceridad
  del roto rencor
  de todos los pensamientos ardiendo
  en el horizonte, en las líneas del destino
  que callan en el lienzo.”

Las preguntas más crudas de Gabriela Podestá es: qué viene haciendo la ciudad con sus héroes, o por lo menos, en qué ángulo reconocer el latido vivo de alguno. Es así que se incorporan las jaulas y la proscripción frente al deseo más febril, cantado en este poemario, el valor a la libertad.

“Tus fauces
  mi herida
  tus ojos inciertos
  unilateralmente libertad.”

Es así que este valor retornará, trajinante o como quien deambula en un campo de guerra; se hace anhelo, con una inmensidad que la poeta sabe que está lejos de los sentidos y del conocimiento de los hombres. Es así el hermetismo: la luz gigantesca que desaparece por tanta luz ante los ojos del mundo.

Sabe de los elementales, también del tiempo que devora a la humanidad. La poeta, entonces, se hace camino y pluralidad como lejanía, acantilado, piedad, promesa de meta…; harta de las fosas de la muerte, de la indiferencia de los nuevos tiempos. Busca, entonces, la armonía libre, la mano del compartir, hacer florecer una sociedad de vida.

“Bailo para que los días sean libres

  fabrico hábitos
  donde se niegue los adioses

  donde los trenes no sean más cadáveres.”

Gabriela Podestá Sánchez, entonces clama el tiempo de la vida, aunque el pesimismo colectivo sea parte de la historia; ella insiste con su voz.

“El mar          el cielo           la tierra
 ¿qué olor de cuchillo a vuestro lado?
 ¿qué tiempo duerme?
 ¿qué industria juega?
 ¿qué vida?”

Es así que conjura al presente como acto de compromiso entre los hombres.

“La guerra del verso
  constelación de los héroes…”


Ursula A. N. Podestá Sánchez.[1]
Arequipa, Octubre de 2013.




[1] Poeta, investigadora, editora y promotora cultural en la ciudad de Arequipa. Co-dirige las revistas: Enroque y más Versos, Ambedue, y Ojos de Clío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario