Pies en el Mar
(poemas para Julia)
De los poetas: Ursula Podestá Sánchez
Orlando V. Bedoya Pineda
Título: Pies en el Mar (poemas para Julia).
Autores: Ursula Podestá Sánchez &
Autores: Ursula Podestá Sánchez &
Orlando V. Bedoya Pineda.
Editorial: Ambedue.
Ciudad: Arequipa.
Año de publicación: 2012.
Género: Poesía.
Medidas: 20,6 x 14,9 cm.
Encuadernado: Empastado.
Nº de páginas: 52.
Nº de páginas: 52.
1
"Y me escondo
en tu estancia o bajo caramelos fatuos
¿Me quedo en las horas?
o me atiborro en palabras
¿me recuerdas, Julia?
soy el aroma de las flores como obsequio
distancia inútil…" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 15).
2
"De reojo parezco cactus frente al día
como siniestro álbum de fotos
vienes
y yo
roto acorde de guitarra / sábana de niebla
tristeza
como pies fríos en el mar…" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 16).
5
"Todo retorna
como el parpadear
Un día el amor nos secuestró
hasta ser guerreros, sus estrellas
de libertad arropándose de esclavitud
Todo vuelve
y nuestro vestido de mundo se cayó
y así aprendimos a caminar entre los semáforos
¿Qué se ha posado en mis años esta mañana?
la bilis y el tintineo metálico de mis bolsillos
el fusil en mi cabeza
y un gorgojo cultural de cambio
─¿Has visto?, sólo idioteces.
Pero tú has vuelto Julia
invencible
como la vida que gira y vuelve a mí" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 19).
8
"¿Recordarás Julia
lo travieso que fui al ingresar a tu corazón
con cigarrillos
y joven canto alborotado?
¿Recordarás Julia
mis amigos y estos, mis pies, que siempre se caminaron solos?
Sabes,
muchas cosas pude olvidar
pero nunca el cómo llegué a ti
a reconocer tu aroma en la tibieza de la tarde
o tu calor en mi brusca soledad de muchacho
Escogí ser científico social
y aunque todo era duda
la única verdad que conocí fue la flor
de tu voz
de tu consejo
y del trazo firme que unió nuestras almas
¿Recordarás Julia…?" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 22).
14
"Un ramo de flores, es lo humano de mis actos
música triste
y luciérnaga para no caer en la locura" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 28).
16
"Aún no me resigno, Julia
soplo las brazas de la necedad
para calentarme en el fuego de tu imagen frente al tiempo
A veces soy claxon
para desdibujar la infertilidad que dicen del amor
Pero Julia, sólo para ti:
me descubro solo en los renglones de las calles
como canto de pájaro que pone triste al Sol…" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 30).
19
"Una caja de cartón
la memoria
ataúd
tu partida
un dios que ganó a mi escepticismo" (Podestá Sánchez & Bedoya Pineda, 2012, p. 33).
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
P R Ó L O G O
Nunca como
hoy se hacen más patentes la soledad, la distancia y ese infinito esfuerzo de
estar solo como lo hace la voz en el poemario “Pies en el mar” de los poetas Ursula
Podestá Sánchez y Orlando V. Bedoya Pineda, dos vocablos que se juntan para
hacer declinar al día y encender en los
versos la más humana llamarada escondida en el jardín del secreto.
En todos
estos años no se había escuchado la salida de un poemario escrito por dos
personas, desde aquel férreo intento de Javier Heraud quien junto a César Calvo
escribieron el ya legendario “Ensayo a dos voces”, hasta nuestros días, la
publicación de un libro escrito “a dos tiempos”
sorprende, y no sólo por su estilística
cargada de reflexiones metafísicas, leves altisonancias, tonos sombríos,
solemnes, y un intimismo marcadamente humano, sino también por ese
desdoblamiento del yo poético que en este caso asume la voz de un viejo
enamorado, un soldado cansado por la vida y el destino que decide cantar al
amor desaparecido, muerto, para vencer los lazos del dolor y hacer florecer en
el reino de lo oscuro la humana sonrisa.
Y todo esto
escrito por dos cabezas que deben pensar como una sola para vencer al silencio
y luego, en su unidad existencial, volver a
convertirse en dos.
Son 27 poemas
dedicados a la memoria de Julia P. Ocola Espinoza de Rodríguez, divididos en
dos partes que corresponden, la primera, al canto del esposo perdido por la
soledad, pero encontrado por el recuerdo y el corazón, y la segunda que
corresponde a los cánticos de los hijos desesperados por la ausencia de mamá y
un te quiero; cantos que se hunden como piedras en el océano de lo intangible,
del corazón y de la vida, de ahí el
título “Pies en el mar”, es la vida la que transcurre, la que se sumerge en uno
mismo, en lo inefable del corazón humano, soportando los embates del destino,
pero que no se logra soportar, y esta conciencia desgarrada es la que nos
desconcierta y sumerge en esa fría realidad de lo inasible, aunque siempre
existe la esperanza de caminar encima de ella.
También son
pies que avanzan firmes e impertérritos a pesar de las adversidades.
Y es que a
veces nos encontramos envueltos en velos
de tristeza, en siglos completos de nocturnidad, y nos congelamos “como pies fríos en el mar…”[1];
despertamos a la vida como jóvenes espíritus llenos de “escarabajos como confusión”[2], locos,
pero siempre esperando volver a casa y tener “una siesta junto a tus ojos”[3].
Las imágenes
y los símbolos se suceden unos a otros, nos recuerdan el silencio, la tristeza
de saber que esta vida no alcanza, que a pesar de nuestras obligaciones y
nuestro enmascarado yo, el mundo es nada y no logra otorgarnos el sentido. ¿Qué se ha posado en mis años esta mañana? /
la bilis y el tintineo metálico de mis bolsillos / el fusil en mi cabeza / y un
gorgojo cultural de cambio / ─¿Has
visto?, sólo idioteces.[4]
Y es que (…) la realidad es un tótem / que multiplica al
vino en agrio / así, / el convite familiar transfigurándose en grutas
proscritas.[5];
la familia se desvanece, los amigos también; sin embargo, entre todas las
cosas, a veces lo más simple y puro logra sacarnos de lo oculto y nos entrega
una nota para vivir en la memoria y en la luz de la razón: Un ramo de flores, es lo humano de mis actos / música triste / y
luciérnaga para no caer en la locura.[6], y que a
pesar del tiempo que transcurre como guillotina y de la democrática muerte,
todavía podemos sonreír entre soliloquios y encerrarnos en nuestros buenos
recuerdos como en un lejano y esperanzador jardín, “mientras impávido el corazón espera / al amanecer / para sonreír como
mil historias.[7]
Podría
continuar citando imágenes y poemas de este libro, pero me quedo con la
impresión de una poesía bien lograda, como siempre nos tienen acostumbrados
estos poetas, una poesía en la cual la acidez de los sentimientos “hechos a limón”[8] y
algunas aristas de palabras, no logra desvanecer ese espíritu envuelto en
vendas de ternura y abrazos efusivos del ayer, y en la que la melancolía nos
agarra como una mariposa oculta, llena de largos y delicados brazos negros.
Franco
E. Gómez Valcárcel.
Lic.
en Literatura y Lingüística. Poeta, escritor,
articulista, músico y promotor cultural
de la ciudad de Arequipa.
Edita Pleyade y Castillos en el Aire.
16 de setiembre de 2012
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