U R
N A
poemario de Ursula Podestá Sánchez
Por: José Gabriel Valdivia.
Título: URNA (disjecti membra poetae)
─los miembros dispersos del poeta─.
Autor: Ursula Podestá Sánchez.
Autor: Ursula Podestá Sánchez.
Editorial: Ambedue.
Ciudad: Arequipa.
Año de publicación: 2009.
Género: Poesía.
Medidas: 20,7 x 14,5 cm.
Encuadernado: Engrapado.
Nº de páginas: 44.
Nº de páginas: 44.
La poesía publicada en Arequipa, en esta
primera década del siglo XXI, por los jóvenes nacidos después de 1980,
manifiesta ya ciertas continuidades y rupturas con la tradición desarrollada
durante el siglo XX. La renovación parece orientarse por la temática, las
formas, o también -aunque en menor proporción-
por el lenguaje o la actitud poética de abandonar el pasado
paulatinamente hasta recusarlo con natural y espontáneo sentimiento
generacional.
En cuanto a los temas, por ejemplo, no
aparece el amor como preocupación fundamental. La ciudad, como espacio nuevo,
parece ganar la sensibilidad de estas voces inaugurales, así como el
desasosiego o la desesperación que va provocando la modernidad instalada a
tientas en nuestros predios, junto a la tecnologización de la vida cotidiana.
En este sentido, hay -en algunos casos-
intentos por escribir con un lenguaje diferente y plural que testimonie esta
nueva vorágine urbana. Del mismo modo, la actitud hacia la vida y la poesía se
manifiesta –en los mejores trabajos- con rebeldía y franco compromiso, hurgando
lo personal, lo cotidiano y efímero, lo comunicativo y electronizado.
También podemos diferenciar lo escrito por
varones y mujeres, porque todavía en nuestra sociedad y cultura el problema de
género sigue apareciendo aunque va disipándose paulatinamente. En los inicios
de la década, Tania Rosand, Mariela Cervantes o Katty Gómez aparecieron con sendos libros. Luego vendrían
Nadia Fernández, María Miranda y Ursula Podestá. Finalmente, irrumpen con
plaquetas individuales o poemas en revistas: Maru Delgado, Lilian Calisaya,
Flor Pachari, Carolina Zegarra.
2
Urna es el segundo libro de Ursula Podestá
Sánchez (Arequipa, 1982). En este, la voz se dispersa y asume un registro vario
para desarrollar las tres partes que conforman esta caja de versos. A pesar de
ello, manifiesta una predilección por desmitificar la ciudad con una actitud de
no reconocimiento de ese territorio ancestral y tradicional. La mirada se
empecina en percibir ese espacio en favor de la muerte no de la vida, en pro de
lo horrible no de lo agradable.
La primera parte del libro es una propuesta
de lo antiurbano y los personajes (poeta y ciudad) no se estrechan la mano,
sino conviven en un permanente avatar, donde muros y calles semejan un
orfanatorio irreparable e irreversible y el desamparo ciudadano se torna
rebelión y crítica acerba. La voz que se parapeta en los poemas es increpante e
inquisidora. Arremete con furia contra el ordenamiento global, contra la
ciudad-comunidad sin horizonte alguno y contra los responsables del deterioro
humano y ecológico:
El verde ya no crece / crece sólo
rejas
El río está desnutrido y se muestra
como útero tóxico
¿Dónde respirar?
En qué puente podría oler el valle de
tu fertilidad
¡Ah pobladores!
En la segunda parte aparece una indagación
introspectiva. Lo personal es asaltado con asombros y temores. En ella, la
intensidad poética disminuye por el desconcierto que invade la palabra y la
sensibilidad, pero el tono de la ira se mantiene incólume como si estuviera
empozada en la profundidad del ser hasta convertirse en un manantial, pues:
Las voces, hijas de la ira
se distraen como moscas en un salón
vacío
Y la mirada hacia el interior es desesperada,
alarmante. La construcción del ser es inadmisible y la angustia brota como la
propia respiración:
El mirar como lombriz ha sido devorado
por palomas
palomas de recuerdos
anhelos
trabajos
sobrevivencia
placer
angustia
Aquí respirar bajo el agua de la
esencia
Torvo-pálido sobre el caballo negro de
las emociones.
La
tercera parte está invadida por las ideas y parece que el filósofo vence al
poeta. Pero la densidad de las elucubraciones no ensombrece la búsqueda de la
expresividad. El duelo clásico entre estos dos saberes (poesía / filosofía) se
atenúa cuando los hermana su honda preocupación humana por extirpar del hombre
a la muerte y la mentira. También se dan la mano al haber sido ambas expulsadas
del seno de la civilización y tratan de resurgir unidas para ayudar al hombre
en la conquista de su verdadero horizonte, tan denegado porque:
11
La luz de las ciudades nunca han servido
12
la de nuestros pies
13
la de nuestros ojos
14
han encontrado el faro negro que no ven los demás
15
¡oh sentidos! perdidos en el Sol cultivado por los hombres
16
así pues: nuestro límite está en nuestra humanidad
17
en ese YO-OTRO-NOSOTROS de ficción y trapo
Este lenguaje farragoso, embarrocado, se
vuelve por momentos transparente y desgarrado:
209 ¿Dónde está el mundo? / ¿Dónde
estás mundo?
si esta adolescente está siendo evaporada por los años
si toda la delicadez está desapareciendo entre los sistemas
210 La pasión malsana ha crecido en
nuestra propia ausencia
nuestros pies entre frutas podridas y ecos de mendigos
3
Si nos atenemos al subtitulo en latín (disjecti membra poetae) que acompaña al
título, este es un poemario violentado y
violento. El cuerpo descuartizado yace diseminado en cada verso del texto, pero
esos restos brillan como luces intermitentes y se conservan en loor de poesía-filosofía.
El logro mayor del libro radica en la actitud rebelde, protestante, de su
autor, quien con sus ojos ciegos pero rutilantes, aprecia nuestro inmerecido
entorno, nuestra extraña convivencia a la sombra de un inextinguible faro negro
de angustia, insania, soledad, llamado civilización.
Arequipa 2009 octubre 24
José Gabriel Valdivia Á.
Poeta,
investigador; y Catedrático en la Facultad
de Filosofía y Humanidades, UNSA.
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